“Eterna primavera, pero en el corazón,

eterno frío llanto de las nubes de algodón,

que se aferran a tu cielo.

Sumiso claudicar de mi voz en tus aceras,

que me dan sin rechistar todo lo que mi alma espera,

y ahora brota de esas gotas que me diste

 una fuerte enredadera que me enreda

         y que me ata a este lugar”.

Árboles sobre el tejado,

Rupatrupa

Nos embarcamos en esta aventura dos compañeras de facultad, dos amigas que habíamos compartido una bonita y larga etapa de nuestra vida. Tan solo hacía un mes que habíamos cerrado los libros cuando nos descubrimos sobrevolando el Atlántico hacia una tierra todavía desconocida para nosotras: Bolivia.

Después de enterarnos del trabajo que Menuts del Món estaba haciendo allí, surgió nuestra inquietud por conocer de primera mano sus proyectos de cooperación. Además, así tendríamos la oportunidad de aportar nuestro granito de arena a esta pequeña ONG, presentando un informe que recogiera posibles futuras colaboraciones y nuevos puntos de vista.

En total estuvimos 30 días viajando de proyecto en proyecto y, en definitiva, llevándonos en nuestros corazones un “cachingo” (como dicen allí) de Bolivia.

El país está formado por muchas naciones o pueblos; existen hasta un total de 36 lenguas, entre las que destacan el español, el quechua, el aimara y el guaraní. Conviven así, blancos e indígenas; criollos y mestizos. No obstante, pese a los frecuentes intentos por acabar con la fractura racial entre ellos, continúa respirándose en sus calles la desigualdad por el color de la piel .

Sin duda, nuestra expedición estuvo marcada por los contrastes; nos topamos con la mayoría de ellos nada más aterrizar. El primero fue el cambio horario; este nos hizo retrasar nuestros relojes hasta 6 horas permitiéndonos experimentar de primera mano el famoso jet-lag. El segundo de ellos fue el clima. Pasamos de las bajas temperaturas características de nuestro invierno a una temperatura de 35 grados con una sensación térmica de unos 40. Estábamos en Santa Cruz de la Sierra, una de las principales potencias económicas de la nación, así como una de sus ciudades más húmedas y cálidas. Sin embargo, no todo iba a ser calor sofocante. La superficie de Bolivia es dos veces y media la de España, lo que hace que junto a la variedad de relieves que presenta, cuente con una amplia diversidad de climas, los “culpables” de su increíble, exótica y rica flora y fauna.

El tercero de los contrastes fue la conducción. El resto de países de Sudamérica conoce a Bolivia como el país sin ley y, parece ser, que esto también es extrapolable a sus carreteras. Aún así, no puedes irte sin experimentar lo que supone hacer un viaje en sus famosos ‘micros’ (autobuses), curiosamente decorados y tan bonitos como llamativos. Sus conductores tienen la extrema habilidad de conseguir que te subas sin siquiera llegar a frenar.

Sin embargo, los extremos realmente duros los experimentamos conociendo más a fondo la realidad socio-sanitaria del país.

En Santa Cruz tuvimos la oportunidad de estar una semana en el Hospital Universitario Japonés pasando por diversos servicios (UCI pediátrica, neonatología, urgencias, epidemiología e infecciosas). Lo cierto es que la sanidad pública en Bolivia se encuentra actualmente muy limitada pese a la buena preparación de sus profesionales. Esta funciona a través de seguros que desafortunadamente no cubren muchas de las necesidades de los enfermos; en su mayoría, de escasos recursos económicos. Por otro lado, muchos son víctimas de enfermedades que ya no se ven en países desarrollados; como la rabia, causada por la enorme cantidad de perros abandonados que hay en las calles. Además, hay que contar con una larga lista de enfermedades propias de su clima: zika, dengue, chickungunya, chagas…

En esta ciudad también se encuentra el Hogar San Lorenzo, orfanato con el que MENUTS del  MÓN lleva colaborando más de 13 años . Este Hogar con casi 70 niños de entre 0 y 10 años  esta dirigido por monjas benedictinas. Allí, estuvimos colaborando con los más pequeños; la mayoría abandonados o maltratados. El lugar les ofrece el cariño y los cuidados que requieren en función de su etapa madurativa y representa un atisbo de esperanza en sus complicadas vidas.

 

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                                                                                                                                                        Hogar San Lorenzo

 

Otro centro gestionado por la misma orden religiosa que pudimos visitar fue el de formación niñas embarazadas Madre María (la mayoría víctimas de abusos sexuales). Se mantiene gracias al incansable trabajo de las hermanas y a los voluntarios que reciben a lo largo del año.

Desde la ciudad de Cochabamba viajamos al municipio más pobre del país, Arque, para conocer la comunidad de Chango don de la ongd MENUTS DEL MÓN realiza el proyecto BECAS ESCOLARES . Esta población se encuentra en la región andina a 4.100 metros de altura. Allí tuvimos la oportunidad de visitar su escuela y de conocer a los menores becados. Fue toda una experiencia donde pudimos apreciar, aunque fugazmente, la alegría de su pueblo y su completa armonía con la naturaleza.

 

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                                                                                                                                                   Escuela de la comunidad de Chango

 

En otro municipio, Lagunillas, es donde se lleva a cabo el proyecto de población infantil con necesidades especiales, que abarca el pueblo de Lagunillas y más de una treintena de comunidades indígenas guaraníes. La coordinación del trabajo entre la Asociación de Discapacidad del municipio (creada por los propios familiares), su personal sanitario y Menuts del Món, es la que permite que recientemente haya arrancado la segunda fase del proyecto. Verdaderamente, y por lo que pudimos apreciar durante nuestra estancia, la situación de los ciudadanos con discapacidad continúa siendo muy difícil en Bolivia. Muchos no conocen las ayudas que les corresponden por derecho; a otros los mantienen recluidos en sus casas por miedo al rechazo; muy pocos reciben un seguimiento médico y educativo. Es por esto por lo que nos parece fundamental continuar apoyando activamente la labor que se está realizando.

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                                                                                                                                 Asamblea con las familias, hospital de Lagunillas

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                                                                                                                                     Centro de salud comunidad de Los pozos-Potrillos

Con esto acabó nuestra expedición. Una inolvidable experiencia que permanecerá en nosotras ocupando un lugar especial en nuestra memoria. Nos llevamos de Bolivia alguna que otra picadura y una sensación agridulce ante tanta desigualdad. Pero, por encima de todo,  nos traemos a casa las ganas y la ilusión de ser partícipes de un cambio social allá. Unas ganas que ya parecen incansables.

Bolivia, un gusto conocerte y una ‘macana’ despedirte.

Seguro que nos volvemos a ver con los ojos o con el corazón.

Con mucho amor,

Ana y María